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Introducción
La determinación del momento de la concepción y el significado que se le atribuye fue una de las cuestiones fundamentales de la tradición astrológica, que concierne la observación que el médico hace de la salud de los niños en formación y el examen de la “crasis temperamental”.
Es una cuestión compleja, todavía abierta, que requiere más información y otra investigación. En la literatura renacentista, medieval, árabe y griega, el cuerpo de la doctrina es insuficiente, se puede decir no exhaustivo. Mientras que existe una gran cantidad de escritos teóricos sobre la concepción y la embriología, la reflexión filosófica sobre la relación entre la concepción y el nacimiento, consideraciones sobre la formación del embrión segundo leyes armónicas determinadas por las estrellas, en cuanto a la descripción de la técnica con que podemos calcular el momento de la concepción desde el nacimiento, todos los tratados hablan del mismo método, el Trutina de Hermes, que no es satisfactorio. Sólo recientemente, por medio de un examen de un manuscrito bizantino del siglo XIV se puede reconstruir un cálculo más completo. Se trata de un texto de un autor anónimo que no ha sido objeto de intermediaciones árabe o persa, por lo tanto podemos pensar que es una copia de un original griego, no más antiguo del siglo VI después de J.C.
En el texto se sigue el concepto de “hairesis” [1], teniendo en cuenta la posición del Sol en relación con el horizonte (donde el Sol está sobre del horizonte en el día y abajo en la noche) y de la Luna en relación con el Sol.
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Principios
En este tema tan complejo, podemos decir que las similitudes fundamentales entre la concepción y el nacimiento atañen los significadores más importantes de la vida: Sol, Luna y Ascendiente (horóscopo):
Sol: observamos siempre la relación que hay entre el Sol de nacimiento y el Sol de la concepción para comprender si la vida es posible o si hay algún problema;
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Luna: observamos las fases lunares en el nacimiento y en la concepción, generalmente se realiza una imagen especular de la fase o la repetición de la misma fase lunar;
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Luna y Ascendiente: la analogía más importante entre la concepción y el nacimiento está dada por las respectivas posiciones de la Luna y del Ascendiente (horóscopo) que mudan entre sí los lugares. Este principio está a la base de la técnica de cálculo de la concepción conocida como Trutina de Hermes establecida en la proposición 51 del Centiloquio pseudo-ptolemaico, donde se dice que:
“El lugar donde está puesta la Luna al nacer se levantaba en la concepción y, por el contrario, el lugar donde está puesta la Luna en la concepción es el lugar del horóscopo (el Ascendiente) al nacer.”
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Esta misma regla, según un informe de Demófilo, puede remontar, de forma más estructurada, en Petosiris que pone la posibilidad de una correspondencia entre la Luna y el Horóscopo por el medio de los puntos opuestos, lo que lleva a cumplimiento el método:
“El lugar donde la Luna se encuentra en la concepción es el lugar que se levantará durante el parto, o sea su opuesto. Y el lugar donde está la Luna en el nacimiento es el lugar que se levantó en el momento de la concepción < o sea su opuesto >”.
En esta forma articulada, como hemos dicho antes, se sigue un criterio de “hairesis” con la observación de la posición del Sol en relación con el horizonte (en el día y en la noche) y de la Luna en relación con el Sol: el tiempo medio en el día se sitúa en el este, en la noche en el oeste; en el otro lado está el tiempo mínimo si la Luna y el Sol están en el mismo hemisferio, del día o de la noche, está el tiempo máximo si se encuentran en hemisferios diferentes. Lo que queda del proceso es idéntico a lo vulgar.
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Por los nacimientos diurnos el tiempo medio de 273 días está marcado por la salida de la Luna en el Horóscopo, que es un lugar de “hairesis solar y diurna”; por los nacimientos que se realizan en la noche, el tiempo medio de 273 días está marcado por la puesta de la Luna en el oeste, que es un lugar de “hairesis lunar y nocturna”; el tiempo ya no es medio cuando la Luna está sobre el horizonte por la noche, o debajo del horizonte durante el día; el tiempo es inferior que el medio cuando la Luna está debajo del horizonte en la noche o está sobre el horizonte durante el día. Por lo tanto, cuando una de las dos luces principales (Sol y Luna) tiene el dominio absoluto de su “hairesis” y Sol y Luna están en hemisferios diferentes el tiempo sobrepasa el medio; si comparten el dominio del espacio del tiempo (de la “hairesis”), porqué están en el mismo hemisferio, el tiempo de la gestación es inferior al tiempo medio.
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De la concepción
En esta investigación [2] el concepto general es que el planeta que está afectado en el momento de la concepción presentará una afección correspondiente en el mes que este planeta domina y en los órganos que el planeta representa.
El primer mes de gestación es regido por Saturno, que tiene, congela la semilla y la “coágula” en su nuevo hogar; el segundo por Júpiter que como un viento mueve y agita la semilla y genera las náuseas de las embarazadas, rige el tercer mes Marte que es el planeta de la sangre y la semilla va a cambiar su naturaleza y calor. La semilla permanece bajo la egida de Marte, hasta que en el cuarto mes, el gobierno se da al Sol que elimina, con su sequedad, la humedad 
superflua, y completa su alma y acoje en sí misma la fuerza y toma una forma humana. En el quinto mes, el gobierno va a Venus y se forman las extremidades, se muestran las características, el pelo va a nacer, toma la facultad sensible. En el sexto mes, el gobierno es de Mercurio, el planeta de la expresión y de las facultades intelectuales: se mueve su lengua, sus miembros se relajan y golpean en el útero, con las manos y los pies, con fuerza creciente. En el séptimo mes el gobierno es de la Luna y, ya que se han formado todas sus partes y hay una fuerza suficiente en las extremidades, si naciera en este mes sería cumplido y apto a la vida. Si permaneciera en el vientre materno hasta el octavo mes, el gobierno vuelve a Saturno, que lo enfría y lo congela, de acuerdo con su naturaleza, de modo que en la totalidad de dicho mes hay frío en el feto. Si naciera, por tanto, no seria apto a la vida y, a menudo, los niños que hayan nacido en el octavo mes o nacen muertos o mueren al nacer. Por último, en el noveno mes, el gobierno vuelve a Júpiter y, por la naturaleza de Júpiter, quien ha nacido es generalmente vital. Por lo tanto, debe saberse que los nacidos en el mes asignado a Saturno, Marte, Sol y Mercurio pronto van a morir y nacen muertos, particularmente si estos cuatro planetas fueran afligidos. Pero en los meses atribuidos a Júpiter, a Venus y a la Luna se realiza la progresión que favorece la vida (pasajes del texto de Albubater sobre los dominios de los meses de gestación).
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Consideraciones
La figura de la concepción es útil sobretodo para la comprensión de las enfermedades congénitas, ya que nos muestra 
cómo es la formación del embrión en el útero y luego nos permite entender algo en particular en la perfección o imperfección de los órganos y extremidades (la materia orgánica y el cuerpo físico). Puesto que el ser físico está estrechamente relacionado con el alma “que lo mueve”, en este proceso de formación del cuerpo (sus partes orgánicas), hay necesarias correspondencias entre “cuerpo y alma”. Además, según reflexiones filosóficas, podemos decir que desde la concepción no conjeturamos sobre lo que sucede en la vida de una persona porque lo que se muestra en la figura de la concepción es “independiente de los acontecimientos del mundo”. Para entender los acontecimientos y el destino de la persona tenemos que referirnos a la figura del momento del nacimiento (Natividad), porque en ese momento hay la “conexión” con los acontecimientos de la vida.
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Notas
[1] Haiz – facción – secta: los jefes de la facción son el Sol, por el partido, la haiz, la secta diurna, y la Luna por la haiz nocturna. Se entiende por haiz la condición diurna o nocturna de un astro, su pertenencia a la facción del día o de la noche; la concordia entre la facción de los planetas regentes y el tiempo del nacimiento (diurno o nocturno) es fundamental para el juicio. Los planetas que respectan su facción (en natividad diurna los diurnos, en natividad nocturna los nocturnos) obran en la manera mejor, según naturaleza y justicia; los que no respectan su facción obran de modo contrario, con obstáculos y dificultades. Estar en su facción no indica una mayor fuerza del planeta sino una manera mejor de obrar. Otras condiciones de respecto de la facción son para los diurnos estar sobre el horizonte, aumentar la luz y estar en signo masculino, por lo nocturnos estar bajo el horizonte, disminuir la luz y estar en signo femenino (explicación del glosario en el sitio “ cieloeterra.it “).
[2] Sobre la cuestión de la concepción indicamos, entre las muchas obras y autores:
A. Delatte, Les harmonies dans l’embryologie hippocratique Mèlanges P. Thomas, Bruges 1930, pagg. 160-171. Según F. Cumont (L’opuscole de Jean Pèdiasimos, Revue Belge de Philologie et d’Histoire, 1923, pagg. 5-21 las especulaciones que hacen de la gestación una melodía y del aborto una nota falsa remontaría a Posidonio y a su interpretacion del mito de Timeo sobre la creación del alma.
Ippocrate, De victu I, 6-10.
Albubater, Liber nativitatum, primer capítulo.
Censorino, De die natali, capítulo 7, 9, 11.
Manual de armonia, en: Die Harmonielehre des Klaudios Ptolemaios, coordinado por I. Durino, “Goteborg Hogskolas Aesskrrft”, n. 36 del 1930.
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BIBLIOGRAFIA
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Antioco di Atene, Excepta, CCAG 8/3 104-119.
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